Demasiadas cosas en el TINTERO. Escocia&TT
- La Ardilla Viajera
- 17 jun 2022
- 10 Min. de lectura

Demasiadas cosas en el TINTERO.
Tantas que me rebosan y se me salen por los bolsillos. Casi nueve meses, pero empezaré por el final.
Ven, acompáñame a mí y a Olivia por esta carretera, pues comenzamos el diciembre pasado y creo que son más de 22 mil km de idas y venidas en diferentes lugares y situaciones donde el mundo de la moto es el epicentro de estos viajes.
Aceitunero alTT ivo
Será la mítica carrera de la Isla de Man la protagonista de esta historia, de este viaje, pero el viaje se disfruta en varia ocasiones: cuando lo sueñas, cuando lo preparas, cuando lo realizas y cuando lo recuerdas. Y lo mejor de un viaje es cuando éste te sorprende a cada instante.
A la mítica carrera de la Isla de Man le voy a sumar la visita a Escocia en moto para si cabe aún más engrandecer mis sentidos
A estas alturas no voy a ser yo el descubridor de Escocia y de la Isla de Man y su espectacular carrera. Pero si serán un descubrimiento para mí Escocia y la Isla de Man con su espectacular carrera motociclista que jamás olvidaré.
El asunto vino rodado y tras casi un año de proyectar este viaje me vi el pasado 24 de mayo volando hacia Edimburgo en busca de mi bella Olivia que ya me espera en tierras escocesas.
Moto Viajes.es es la empresa que ha diseñado el viaje y conociendo a su promotor y gerente Fran Pardo me enrolé sin dudarlo en esta odisea soñada.
La primera toma de contacto con los compañeros del grupo en la primera noche de Edimburgo fue alrededor de una cerveza y gran brindis por la salud de este viaje. Luego, por fortuna, vinieron infinidades de esos brindis que nos acompañaron en este periplo.
Es de recibo ya que estás en Escocia conocer su historia y su atípica belleza natural.
Y serán sus piedras, las piedras de sus castillos al igual que las piedras que forman los muros que delimitan cruces, carreteras, propiedades privadas y campos de pastos el papel donde se escribe la historia de este país. Pasear por las dependencias, puentes, y subir y bajar los escalones de los varios castillos y fortalezas que vamos a visitar son tan ilustrativos como estas pequeñas fronteras creadas por el hombre dentro de la orografía tan especial y que nos narran el pasado y presente de este país.
Día 1.
De Edimburgo nos dirigimos a Stirling.
Esta ciudad en el centro de Escocia, en su gran parte medieval, fue fundamental para el devenir de la historia escocesa en su proceso de adhesión a Inglaterra por así decirlo. Por un lado su gran castillo que se yergue en lo alto de una cima volcánica evoca el poder y altura que la dinastía monárquica ejerce sobre el pueblo escoces. Jacobo I comienza esta obra de arte arquitectónico típico ensalzando la figura de su antepasado Eduardo I azote de la conquista del Reino Unido. Aparece la figura de Lord Eduardo a las puertas de este castillo recibiendo al visitante e invitándonos a entrar en la historia en una cuidada y recreada narrativa de la misma acompañada de una inmejorable conservación de este castillo fortaleza cuna de varias generaciones dinásticas inglesas.
Frente a este promontorio con inmejorables vistas se halla, y me atrevo a decir, acaso hecho, la torre homenaje de William Wallace. Con más de 60 metros de altura, esta construcción gótica evoca el recuerdo de la figura de este propulsor ideológico de la independencia escocesa que guerreó incesantemente con este Lord Eduardo con aires de sire. Te acuerdas de la película..?? “Braveheart”, pues ese. Y será la aportación del pueblo con su donativos los responsables de pagar esta construcción a principios del siglo IXX para recordar la figura de “uno de los suyos”, como se dice por aquellos lares.

Pensar que las cuitas por la conquista de lo que es hoy Gran Bretaña comenzaron con Eduardo I allá por el año 1200, Escocia, Gales y las Irlandas después.
Tras esta breve y seguramente desnutrida introducción a la historia jerárquica inglesa nos disponemos rumbo norte, no sin antes refrendar el porqué del unicornio en la iconografía de la heráldica escocesa ya que lo vemos constantemente reflejado en los frescos, escudos y banderas del castillo que acabamos de visitar. Y sí, no es que se comieran todas las setas alucinógenas de aquellos entonces y vieran visiones raras, ya que el unicornio es el animal nacional en Escocia, y como buen conquistador pues se adueñaron de su cultura haciéndola suya. Aquí ya se empieza a hablar de mitología, cultura y folclore celta, runas, duendes, trolls…
Nosotros a nuestras monturas. Rumbo noroeste, queremos llegar a la costa, a Inverness, corazón de las Highlands.
Antes surcamos carreteras ocultas por la espesura del frondoso bosque de coníferas, hayedos y robles.
Asfalto gris perlado acotado por el muro interminable de piedra, protector este de ganado y bosques. Tras la curva trescientos ya se empieza a vislumbrar algún que otro asolado terreno de pasto devorado este por un rebaño de oveja.
Después de la comida, el último arreón en moto hasta Inverness, no dejo de flipar por estos túneles naturales por los que transito. Sí, aquí la luz es diferente, el verde es diferente, no me preguntéis porqué, pero lo es.
Inverness nos recibe al son celta, violines y canticos folclóricos y ese miércoles en esta ciudad se resuelve en una gran fiesta.
Andamos por uno de sus puentes, a nuestros pies, el rio Ness.
Día 2
Hoy buscamos la especial Ruta 500, antes visitamos el lago más famoso del mundo.
Llevamos varios kilómetros conduciendo por la estrecha carretera que bordea este lago. No lo decimos, nadie lo dijo, pero estoy seguro que cada uno de los componentes mirábamos hacia la derecha buscando al mítico monstruo del Lago Ness.
No vimos a Nessi, pero si tenía esa emoción de estar en un lugar que siempre he visto por televisión o he leído en cuentos y libros. No todo los días toco las aguas del Lago Ness. Joder, estoy en el Lago Ness. No vimos a Nessi aunque algún compañero dijo que si fue a darnos la bienvenida.
Ahora sí, cogemos la espectacular NC500 buscando la costa, el norte de Escocia. Aún estamos entre bosques inmensos surfeando con las motos estas carreteras que se usan de fondo de películas.
Comemos en casa de un conde. El Castillo de Dunrobin es la exaltación de la élite aristocrática en la era aun de los clanes escoceses. El Conde de Shutherland fue la evolución de los clanes y familias escocesas tras la conquista de los ingleses de estas tierras. El condado de Shutherland se extiende por cientos de millas del noroeste escoces y esta casa señorial que visitamos es el claro ejemplo de la evolución del feudalismo a la aristocracia. El Castillo Dunrubin es una maravilla en todos sus aspectos. Con un enclave excepcional mirando de frente hacia el mar del norte, unos jardines de ensueño y un excepcional mantenimiento del edificio por parte de patrimonio. En muchos momentos, al pasar por sus estancias nos situamos en el día a día del devenir de este lugar. Nos da la sensación que todavía hoy en día habita este lugar algún miembro de esta dinastía por los lugares inaccesibles al público, pero debemos seguir viaje.
Ya tenemos el mar del norte en nuestras pupilas y nos acompañará esta postal de contrastes de luz durante unos días. Dejamos este castillo ya en nuestros recuerdos y nos dirigimos hacia otro punto emblemático del mapa.
Jhon o´Groats es el pueblo más al norte de las tierras altas escocesas. Lugar de peregrinaje por llegar a ese extravagante punto geográfico. Gran enclave, inmejorables vistas.
El clima nos da respiro, y su afamado mal tiempo no hace presencia en este viaje, aunque un chaparrón inesperado nos llevamos esa tarde, nos guardamos al cobijo de una escalera el tiempo que duró un cigarrillo y una leve conversación. Salió el arcoíris y de nuevo a la carretera.
Día 3.
El sol que nunca deja de nacer en la costa de Thurso, te deja una postal en lo sentidos difícil de olvidar. Hoy las olas se baten en duelo con el viento, y sus crestas espumosas nos acompañan por esta carretera al borde del mar del norte.
Ora viento, ora sol, ora lluvia, ora frio. Las Higlands no te dejan indiferente, y este pasillo con aires de carretera es toda una aventura. La NC500 es una tomadura de pelo que se quedó tal cual por la rareza y la mínima invasión de ésta hace en el decorado natural del lugar que transitamos. Fiordos, entradas de mar, lagunas marinas, cascadas, tundra. El capricho horizontal orográfico hace especial el tramo de hoy. Y será eso, ser humildes y agradecer a los dioses que sean el estar metidos dentro de una naturaleza que nunca antes había visto.
El ritmo es pausado, por momentos la carretera se convierte en la cuerda de un funambulista y se agradece cortar gas y viajar en segunda y tercera porque es el marco por donde pasamos el que manda en el viaje y no la celeridad del maldito tiempo. Nos deleitamos en Smoo Cave, pero antes ya hemos parado en varias puntos donde el mar y la roca dibujan un gesto de sorpresa en nuestra cara. Pero esta cavidad que forma la cascada de este río con tintes amarillos y que desemboca en el mar es una autentica alegría para la vista, oído y olor. Caprichosa esta tierra rocosa, estéril de vegetación, pero dura y áspera como arruga de un viejo curtido en el mar. El cincel de Las Higlands es el viento, el mar, la lluvia, el frio. No es baladí el dicho que, los tipos más duros se forman en las tierras altas escocesas.
Después de la visita a esta espectacular gruta nos dio tiempo a llamar por teléfono a casa. Ojo..!! estas cabinas están operativas.
Ulapool nos refugia del envite de la lluvia que esa tarde hace acto de presencia. También nos muestra las dos personalidades de las gentes del lugar, echándonos unos, literalmente, de su establecimiento cuando nos vieron llegar medio calados y buscando refugio para tomarnos eso que ellos llaman café para al menos entrar en calor con ese brebaje, y la amabilidad de dos señoras que se afanan, en su minúscula tienda de libros&tea en prepararnos eso que ellos llaman café. Aun así, medio mojados, con frío, enfundándonos los trajes de agua ayudándonos unos a otros, siempre llevamos una sonrisa en la cara, nunca entenderé esta especie de masoquismo. Dicen que viajar, y viajar en moto te saca un tanto de tú zona de confort, pues no sé, aquí es cuando estoy realmente a gusto.
Antes de irme a dormir me quedo con ese persistente sol que se deja vez en el horizonte y que ya desde muy temprano está puesto en el cielo y que a estas largas horas de la noche aún se pelea con los nubarrones.
Dia 4
Ya hemos cruzado el norte de Escocia y descendemos por su vertiente occidental, y este día me trae varios escenarios que guardo con gran emoción.
La carretera por la que circulamos hacia nuestro destino es un laberinto estrecho y oculta ésta bajo un manto de vegetación. Ese día se levantó color gris ceniza y así estuvo gran parte de la jornada. Valió la pena recorrer la misma carretera un par de veces pues el destino de esa mañana bien lo merecía.
La gaita celta nos recibe en unas de las cascadas más impresionantes y visitadas de Escocia. El mar nace en Kilt Rock. Así es, ese caudal de agua, con esa violencia, sin descanso, sin más remisión llena constantemente el mar del norte. Tiene que ser así. Magnifico lugar.
Una antigua iglesia reconvertida en bar y restaurante nos alimenta mientras contemplamos unos de los pueblos pesqueros más pintorescos, y nunca antes el término pintoresco tuvo más valor, pues Portree es conocido por sus casas pesqueras de diferentes colores que alegran la mañana de color gris ceniza. De nuevo, otro enclave espectacular.
Regresamos por la misma carretera, volvemos a cruzar el puente que salva una lengua de mar y une dos tierras, y el día, la tarde, se empieza a abrir con un sol radiante. Buen augurio para lo que se me presenta. La película de Los Inmortales ha formado parte de mi juventud, y Queen, el grupo que le pone música a esa primera entrega es una de mis bandas de Rock de cabecera. Se aunaron esos componentes y esta primera parte creo que es una de mis películas más vistas, allí estaba yo, un aceitunero altivo, en el Castillo que fuera el hogar de Connor MacLeod y Hearther Mcdonald, y a la que el español Ramírez le enseña a Connor la realidad de lo es él. Ese mismo castillo que el Kurgan destruye en una gran pelea con el español Ramírez. Allí estaba este aceitero altivo de Jaén con su bella Olivia recreando la película que a mediados de los 80’ tanto me marcó.
El Castillo de Eilean Donan fue el escenario de este film y fue todo un verdadero golpe emocional.
Entré, claro está, entré por el puente que esa misma película usara como salida del clan MacLeod en su primera guerra contra el clan rival. Entré y me hice mil fotos en ese lugar, me acordé mucho de mi hermano, otro flipado como yo de esta película, tarareaba la banda sonara mientras visitaba este inmaculado castillo, y fui entendiendo como se destruyó una vez y como se rehabilitó hace casi cien años por un romántico. Otro día os contaré lo de los soldados españoles que estuvieron allí, en ese Castillo, a mediados del 1700 apoyando a los escoceses en su lucha contra los ingleses. Os lo cuento otro día que todavía nos queda camino por recorrer.
Llegamos a Fort Whilliam, y además con el tiempo justo de cenar y ver el partido de la final de Champions. Curioso, el pub donde vemos el partido está dividido, y celebran el gol y la victoria del Real Madrid.
Al sol le cuesta echarse a dormir por estas latitudes.
Día 5
Vengo del sur, de tierra adentro, de terruños y arenisca, nada sé del mar, ni de latitudes norteñas, ni de tonos de verdes y cielos grises, todo es nuevo para mí, todo este paisaje lo vi en televisión y en película, o lo leí. Pero algo sí que tenemos en común esta sociedad occidental europea. Las guerras. La historia es la misma allí por donde voy, la historia y la sangre vertida a lo largo de los siglos es la misma en los países y lugares que visito. Poder, religión, vasallaje, usurpación. Las piedras donde se escribe la historia de este país es la misma piedra que sujeta el quicio de la ventana del castillo que tengo a pocos kilómetros de mí casa, diferente mineral, mismo objetivo.
El nombre de Fort Whilliam se debe a la fortaleza que se ubica en un lugar estratégico para gobernar y custodiar aquellos que entraban del mar y se adentraban río adentro por el centro de Escocia, fue de los primeros asentamientos ingleses para controlar los clanes que allí se disponían. En plena reconstrucción hoy en día este edificio fue toda una obra de ingeniería.
Glasgow es nuestro objetivo, pero de nuevo antes vamos a deleitarnos con esta extraña naturaleza que nos llevará desde la tundra más hostil y estéril de las Higlands al frondoso Parque Nacional del Lago Lomond.
Iveruglas es un remanso de paz. Bordeamos este lago entre las luces y sombras creadas por la inmensa vegetación. Tierra de contrastes sin duda.
Llegamos a Glasgow a la hora justa de aparcar las motos y tomar la cerveza del mediodía.
Ese día aprovechamos para descansar, turistear un poco por esta ciudad, y prepararnos para el ajetreado día que nos esperaba.
Día 6.
Vamos a Liverpool a coger un ferry que nos llevará a una de las carreras de motos más espectacular y antiguas que existe.
Pero eso, eso os lo cuento mañana, pues necesita otro cápitulo.
Vámonos a la Isla de Man
Aceitunero alTT ivo
Pedro wiwi,
Presidente de la Asociación Mototúristica La Ardilla Vuelve
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